La balada del Norte, Tomo 1, es el primer libro que leí en 2020, no se me ocurre ninguno mejor para comenzar este Blog.
Es una novela gráfica, lo que antes podíamos llamar tebeo y después cómic. Ahora ha pasado un nivel más, es una novela. La balada del Norte cuenta una historia densa, profunda, que te atrapa en sus viñetas en blanco y negro y te adentra en la cuenca minera asturiana de los años 30.
En las viñetas no hay juicios de valor, los personajes actúan como cualquiera que conozca el paisaje y la realidad social, económica y cultural de las cuencas y de la Asturias de 1934, sabe que actuaban. El que no lo conociese lo va conociendo pagina a pagina. Presenta una realidad que era así, Alfonso Zapico no la pretende edulcorar ni adornar, para lo bueno y para lo mucho malo, así eran las cosas.
Un Marqués rico, con un sentido paternalista, enraizado a la tierra, pero cruel, desconsiderado, que ni tan siquiera contempla las penurias que pasan "sus" mineros.
Un hijo del Marques, señorito aburrido, vacío, que viene de Madrid, a retirarse en el palacete familiar, sin tener nada claro sobre la vida, en una cuesta abajo física que no le importa acelerar. El alter ego del gato familiar, a la caza de pájaros.
Los habitantes de la cuenca y el servicio de la casa, gente que vive entre el dolor y la miseria, Zapico describe perfectamente sus penurias, sus dramas, el alcoholismo, la violencia, la presencia de la muerte constante, pero también sus códigos, su unión, su dignidad, la autoridad moral de Polonio, por encima de todos los demás, su hartazgo por el sufrimiento.
No es una cuestión de buenos o malos absolutos, las cosa estaban así, y así iban a explotar. Cada uno tiene que ir acomodándose a su bando, preparándose para cuando todo salte por los aires.
Sientes el gris, la bruma y el hollín del carbon, también las ciudades, la hipócrita Oviedo y la alocada Gijón.
La novela consigue que sus mejores viñetas , las situaciones más tensas, las explicaciones mas claras se den en aquellas que precisamente no tienen texto. Tienen una expresividad que haría superficial cualquier palabra. La calidad y la personalidad del dibujo casi hacen que te olvides que estas leyendo, vas viéndo la película pasar por delante de tus ojos.
Cuando cierras la contraportada, solo tienes unas de empezar con la segunda parte. La balada del Norte te ha enganchado.
