Zenda ha escogido en esta ocasión, un Julio Verne, no de los más conocidos, pero si al ser de los últimos, de los más representativos. Un viaje por territorios fascinantes de Tiflis a Pekín, personajes sin matices. El bueno, los malos, los nobles, los aventureros. Un tesoro a proteger y una historia romántica.
Podemos sentirnos ese periodista en busca de reportaje, por lugares que ni tan siquiera sabemos que existen. No cuesta nada volver a sentirse un niño leyéndolo. Sin problemas, sin dilemas trascendentes, sin segundas o terceras intenciones. La paz de la lectura amable.
Quedamos a la espera del quinto de esta extraordinaria colección, que nos regresa al pasado.